El acoso escolar, también conocido como bullying, es una forma de violencia sistemática y deliberada en la que una persona o un grupo de personas ejerce intimidación sobre otra. A diferencia de un conflicto pasajero, el bullying es una agresión constante que tiene como objetivo humillar, menospreciar o incluso causar daño físico o psicológico a la víctima. Este fenómeno no solo afecta la salud emocional de quienes lo sufren, sino que también tiene repercusiones en su desarrollo social y académico.
Características del acoso escolar
El bullying se distingue por tres elementos clave que definen su naturaleza:
- Intención de dañar: Las agresiones no son accidentales; existe un deseo consciente de lastimar a la otra persona, ya sea física, emocional o psicológicamente.
- Reiteración: A diferencia de una pelea ocasional o un incidente aislado, el bullying es un comportamiento repetitivo. Las víctimas no solo experimentan un ataque, sino que este se repite durante un periodo de tiempo prolongado.
- Desigualdad de poder: El acoso escolar se da entre personas con una disparidad de poder, ya sea física, social o emocional. La víctima es, generalmente, más débil, y esto crea una dinámica de abuso.
Este desequilibrio de poder puede tomar muchas formas. Mientras que el agresor puede ser una figura dominante en el contexto escolar, como un compañero o un grupo de compañeros, la víctima se siente vulnerable e impotente ante la situación. Según Daniela Papetti, psicoterapeuta infantil y adolescente, quien ha tratado numerosos casos de bullying, las víctimas a menudo no se sienten capaces de pedir ayuda, temiendo que su debilidad sea confirmada aún más.
Formas de acoso escolar
Ahora que sabes qué es el bullying ¿cómo se manifiesta? Puede manifestarse de diferentes maneras, y es crucial poder identificar todas las formas en las que puede ocurrir. Según Papetti, se distingue principalmente en bullying directo y bullying indirecto.
Acoso directo: Es el más visible y físico. Incluye agresiones como empujones, golpes, patadas o el robo de pertenencias. También se presenta en forma de acoso verbal, donde el agresor insulta, amenaza o humilla a la víctima mediante palabras crueles, comentarios discriminatorios o difamaciones.
Acoso indirecto: Aunque menos evidente, el bullying indirecto puede ser incluso más dañino a largo plazo. Se presenta como exclusión social, difamación o aislamiento de la víctima. En lugar de un ataque físico, el agresor manipula el entorno social para hacer que la víctima se sienta rechazada o marginada, lo que puede tener efectos devastadores en la salud mental del afectado.
¿Cómo saber si alguien es víctima de bullying?
Los padres y educadores deben estar atentos a ciertos signos que puedan indicar que un niño está siendo víctima de bullying en la escuela. Aunque cada niño reacciona de manera diferente, algunos de los comportamientos comunes incluyen:
- Cambios en la actitud: Si un niño antes entusiasta por ir a la escuela de repente empieza a evitarla o muestra signos de ansiedad, podría ser una señal de que algo está ocurriendo.
- Síntomas físicos inexplicables: Dolores de cabeza, malestares estomacales o problemas de sueño son comunes en víctimas de bullying. Estos síntomas, a menudo, ocurren antes de ir a la escuela.
- Cambios en el comportamiento social: El niño puede volverse más aislado, evitando interactuar con amigos y negándose a participar en actividades recreativas.
- Pérdida de objetos personales: Los niños víctimas de bullying pueden ser despojados de sus pertenencias, ya sea de manera física o emocional.
¿Cómo actuar si tu hijo es víctima de bullying?
En situaciones de bullying, es vital actuar de manera oportuna y efectiva. Los padres deben crear un ambiente de confianza en el que el niño se sienta cómodo compartiendo lo que está experimentando, sin temor a ser juzgado. Daniela Papetti subraya la importancia de ser pacientes y respetar el tiempo de los niños para abrirse, ya que el miedo a la intervención de los adultos puede dificultarles la expresión.
Una vez que el niño se siente lo suficientemente seguro para compartir lo que sucede, los padres deben involucrarse directamente con el colegio. Esto implica comunicar el problema a los docentes y autoridades escolares para que tomen medidas inmediatas para proteger al niño y abordar el comportamiento de los agresores. Además, es importante que los padres refuercen la autoestima de su hijo y le enseñen habilidades de defensa personal, no solo física, sino también emocional, para que sepa cómo manejar los ataques.
Si el sufrimiento del niño persiste o se intensifica, buscar la ayuda de un profesional, como un psicólogo infantil o juvenil, puede ser fundamental para tratar las secuelas emocionales y fortalecer las habilidades del niño para enfrentar y superar la situación.
¿Te interesa saber más acerca del Bullying? ¡Te invitamos a leer la nota de Daniela Papetti en el enlace → ¿Cómo ayudar a nuestros hijos cuando son víctimas del bullying?